Enrique II de Albret > 1512 La conquista Navarra.

1512 - Don Fernando el Católico invade y conquista
Navarra. La villa de Sangüesa, fiel a sus legítimos reyes.

 

“En las difíciles circunstancias de la conquista e incorporación de Navarra a la Corona de Castilla, Sangüesa, plaza siempre agramontesa, se mantuvo fiel a los últimos reyes privativos de Navarra Juan y Catalina, y a su hijo y heredero el Príncipe Enrique. En los diversos intentos de recuperar el Reino tomó parte bien activa, lo cual acarreó destrucciones, muertes y confiscación de bienes.
Al aproximarse a Navarra el ejército castellano, la Reina y los Infantes huyeron al Bearne y Don Juan se retiró desde Pamplona a Sangüesa y poco después a Francia. Las tropas del Duque de Alba penetraron por la Barranca y el 25 de julio de 1512 capituló Pamplona sin apenas oposición.


Aunque el Mariscal Don Pedro activó la resistencia en la comarca, la Villa fue asaltada poco después por las fuerzas guipuzcoanas y aragonesas del Capitán Aguilera, quien puso como Gobernador a Pedro de Villegas, A ejemplo de Pamplona capitularon las principales villas y ciudades durante la primera quincena de agosto.


El primer intento de recuperar el reino sucedió a mediados de octubre, pero la invasión por Aézcoa y Roncal fue en fracaso. Fernando el Católico, el 4 de febrero de 1513, confirmó los privilegios de Sangüesa ante los diputados enviados por la villa; “Mantenidos en sus fueros, gracias,
libertades, mercados, usos e costumbres e la Villa honrada y guardada y los vecinos de aquí adelante sean verdaderos vasallos servidores del Rey”. Poco después, el 23 de marzo, Navarra juró como rey en Pamplona a Fernando y por Sangüesa tan solo asistió un procurador, el escudero
Pedro Ortiz; otras poblaciones enviaron al alcalde y jurados.


Tras la muerte de Fernando el Católico, el 23 de enero de 1516, y durante la regencia del Cardenal Cisneros, tuvo lugar la segunda tentativa de recuperar el reino. El Mariscal Don Pedro reclutó tropas en Ultrapuertos; en Sangüesa, tras expulsar al alcalde aragonés, se firmó una milicia cívica, cuyos cabecillas fueron Miguel de Añués y Pedro de Lumbier.
La invasión por Isaba fue un fracaso total pues el 25 de enero las tropas de Villalba apresaron al Mariscal y a otros jefes.
Las medidas tomadas por Cisneros para impedir otro levantamiento fueron duras: la demolición de las fortalezas navarras llevadas a cabo por el nuevo Virrey, el Duque de Nájera. El cerco de Sangüesa fue desportillado, se libraron el palacio-castillo, por servir de alojamiento a la guarnición,
y las murallas situadas junto al río”.